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Cártel de El Fantasma II

Septiembre de 2024.

Integrante: Victoria Santarelli

Haciendo click en este link puede acceder a la carpeta de Google Drive del Cartel de Fantasma y Goce https://drive.google.com/drive/u/3/folders/1WH4CgRCLHIRKuWDSW9EGH5CjUTDENwbv

Agradecemos a la Más Uno, Graciela Lanfir, por acompañar a los miembros de Margen Psicoanalítico en este año de intenso trabajo.


FANTASMA Y GOCE 

  

 El fantasma está intrínsecamente relacionado con el lugar que ocupamos en el deseo  del Otro. Existe una mirada del Otro que se articula con el deseo y otorga significado al  sujeto. Lacan, en el seminario 11, (página 91), afirma: “Es una mirada imaginada por mi  en el campo del Otro”. En transferencia, los analizantes suelen narran repetidamente la  misma escena, aunque con variaciones significantes, manteniéndose en una misma posición. A medida que avanza el análisis, esta posición del sujeto deberá ir  modificándose con intervenciones del analista.  

 El sujeto no está completamente seguro de esa mirada que proviene del Otro; no es  algo que está en todo momento, sino que aparece y desaparece. El sujeto, como tal, no  es nada; son los significantes los que lo representan. El fantasma, por su parte, insiste  en responder a la demanda de ese Otro.  

 La mirada del Otro influye en cómo el sujeto se percibe a sí mismo; en otras palabras,  es mediante esa mirada que uno descubre quién es. Es a partir del Otro que surge la  respuesta a la pregunta "¿quién soy?". De esta forma, se va construyendo el fantasma.  Esta mirada, que es uno de los objetos pulsionales, se asocia especialmente con el  deseo. Es importante destacar que la visión no es lo mismo que la mirada. 

 La mirada está relacionada con la subjetividad y es inconsciente. En el encuentro con  el otro, se forma la propia imagen. El cuerpo se constituye en relación con un Otro que  define sus límites, convirtiéndose en un cuerpo pulsional que tiene una historia. Desde  el momento en que es concebido, el sujeto es un “cacho de carne”, un cuerpo. Para que  este cuerpo pueda desarrollar una subjetividad y cargarse de libido, es necesario que  aparezca un Otro que lo imagine, piense y desee. A partir de este proceso, el sujeto se  liga a una historia. En la vida del sujeto se juegan satisfacciones vinculadas con la  pulsión, y se desarrollan fijaciones libidinales, fijaciones del goce. Siempre hay un exceso  de pulsión en su búsqueda de satisfacción. Es necesario cambiar algo en el modo de  goce para redistribuirlo de manera diferente. Las historias imaginarias o teorías que el 

paciente trae consigo son teorías cristalizadas, hasta acceder a una apertura de lo  inconsciente. En la demanda, lo que se articula con la pulsión genera una satisfacción. 

 Lacan afirma en el Seminario 11 (pág. 173), que “Es evidente que la gente con que  tratamos, los pacientes, no están satisfechos, como se dice, con lo que son. Y, no  obstante, sabemos que todo lo que ellos son, lo que viven, aún sus síntomas, tiene que  ver con la satisfacción. Por algo se sostienen los síntomas, no se renuncia tan fácil al  goce. Satisfacen a algo que sin duda va en contra de lo que podría satisfacerlos, lo  satisfacen en el sentido de que cumplen con lo que ese algo exige. No se contentan con  su estado, pero, aun así, en ese estado de tan poco contento, se contentan.” 

El psicoanalista en el trabajo analítico busca acotar el goce del sufrimiento que el  analizante padece. Dylan Evans en el “Diccionario Introductorio de Psicoanálisis  Lacaniano”, (pág.102), dice: "el goce es sufrimiento". Y agrega “El término "goce"  expresa entonces perfectamente la satisfacción paradójica que el sujeto obtiene de su  síntoma o, para decirlo en otras palabras, el sufrimiento que deriva de su propia  satisfacción (la "ganancia primaria de la enfermedad", en término de Freud). La  prohibición del goce (el principio de placer) es inherente a la estructura simbólica del  lenguaje, en virtud de la cual "el goce está prohibido para hablar, como tal". La prohibición  misma crea el deseo de transgredirla, y el goce es por lo tanto fundamentalmente  transgresor. "PULSIÓN DE MUERTE" es el nombre dado al deseo constante del sujeto  de irrumpir a través del principio de placer hacia la COSA y hacia un cierto exceso de  goce; el goce es entonces "la senda hacia la muerte". Puesto que las pulsiones son  intentos de irrumpir a través del principio de placer en búsqueda de goce, toda pulsión es una pulsión de muerte.”  

 El goce emerge como un elemento clave que atraviesa la relación entre el fantasma y  la mirada del Otro. El goce es un exceso que excede la lógica del deseo y se ubica en  un lugar más allá de principio de placer. El sujeto busca satisfacer esa mirada del Otro  que nunca se completa, siempre hay una falta. En el análisis se busca modificar la  relación del analizante respecto a su deseo y acotar el goce, para que el sujeto pueda  comenzar a desarticular el goce que lo ata a su fantasma y que estructura su relación  con el Otro. 

 En conclusión, un modo en que el analizante llega a tratamiento cuando su escena  fantasmática comienza a vacilar. Es decir, cuando algo que antes le funcionaba deja de hacerlo, y aparece la angustia. El analizante se encuentra inmerso dentro de una escena  fantasmática en la cual ocupa una posición, él cree que quiere “eso” o “algo” y él mismo  responde desde ese lugar. Hasta el momento previo a comenzar a consultar ese lugar  para este sujeto era un lugar que no generaba un conflicto en él, hasta que aparece la  angustia. También puede consultar porque algo no anda, y hay ciertos síntomas. 

 A lo largo del análisis, se observa en los relatos del analizante escenas en las que  ocupa la misma posición frente a diferentes escenarios, repitiendo el mismo patrón. Esto  evidencia la inercia del fantasma. Por si mismo, el analizante no puede concebir otro  lugar diferente al que ya conoce, lo cual se aleja cada vez más de su deseo. No logra  imaginar otras posiciones posibles, algo que puede ir encontrando en su análisis. En su  búsqueda intenta constantemente satisfacer la demanda de ese Otro, y se tiene una  forma particular de estructurar su satisfacción pulsional. El goce esta intrínsecamente relacionado con esta satisfacción pulsional. El analista a través de sus intervenciones,  en transferencia, busca limitar este goce tan mortífero y, permitir que el sujeto explore  otras formas de satisfacción mas acertadas con su propio deseo. 


BIBLIOGRAFIA 

- Evans, D. (2002). Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano. Amorrortu.  - Lacan, J. (2006). El Seminario, Libro 10: La angustia (1962-1963) (1° ed.). Paidós. - Lacan, J (1987). El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del  psicoanálisis (1964) (1° ed.). Paidós. 

- Nasio, J.D. (1998). El placer de leer a Lacan: El fantasma. Gedisa.

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